Tomado de la revista Sputnik, Selecciones de La Prensa Soviética, № 12. Diciembre de 1979,
Págs: de la 6 a la 9.
Durante la Gran Guerra Patria de 1941-1945, el piloto soviético Alexander Mamkin salvó la vida a cerca de doscientos niños y pereció.
Los alumnos de once años de la escuela moscovita № 227 han escrito una composición sobre esa hazaña en un aniversario conmemorativo.
En la URSS
cada año es
el Año del Niño
De KOMSOMOLSKAYA PRAVDA
F o t o s de Víctor DRACHEV
«Durante la guerra no siempre había tiempo de evacuar a los niños a la retaguardia. Por ejemplo, en la ciudad bielorrusa de Pólotsk quedó rodeado de alemanes un orfanato. Los guerrilleros se enteraron de que los niños no recibían alimentos y les sacaban sangre para hacer transfusiones a los militares nazis. Y decidieron quitarle los niños a los fascistas y llevarlos a su campamento.
El jefe del 105 regimiento de la Guardia, Klusson, supo que en el bosque guerrillero había doscientos niños y ordenó al piloto Alexander Mamkin: «Emprende el vuelo, toma a los niños y tráelos para acá». Mamkin hacía vuelos nocturnos en un avión, casi todo de madera. La ventaja de un aparato como ése estaba en que podía volar bajito, bajito, y era difícil localizarlo. Mamkin hizo 73 vuelos con él.
Avión soviético de reconocimiento Polikarpov R-5.
La operación de salvamento marchaba bien. Solo quedaba el último vuelo. El avión tenía dos plazas, pero Mamkin se las arregló para cargar en él diez niños, dos heridos y una educadora. Así, en las cápsulas de lona, debajo de las alas, embutió literalmente a tres personas en cada una.
El avión tomó altura y voló hacia los nuestros. Sobre la línea del frente fue atacado por cazas enemigos bien armados y le prendieron fuego. El aparato de Mamkin parecía una antorcha en el aire. El piloto seguía manejando los mandos y él mismo ardía.
Tenía paracaídas, podía haber saltado. Pero no había más que uno y en el avión volaban trece personas. Él podía salvarse, pero todos los niños sucumbirían.
Alexander Mamkin sienta a Nina Burdáieva en la cabina del avión (Cuadro de un documental filmado en abril 1944, en el destacamento guerrillero en Bielorrusia).
El piloto se puso a pensar en el radiante porvenir que les esperaba. Sofocó en sí el temor a la muerte y, envuelto en llamas, condujo el avión sobre el territorio ocupado y los llevó hasta el lado ruso.
Lleno de quemaduras y herido, logró aterrizar y perdió el conocimiento. El mayor de los niños comprendió la situación en que estaban. Saltó a tierra, ayudó a los demás a bajar y entre todos sacaron al piloto. Apenas tuvieron tiempo de alejarse, cuando el aparato explotó. Todos los niños quedaron con vida, pero Mamkin murió en el hospital.
Yo apruebo su noble acción. En ella veo la belleza de un hombre de verdad, que no se ha extinguido todavía. Todos los países han acordado llamar a 1979 Año Internacional del Niño. Yo creo que en la URSS cada año es el Año del Niño. Aun cuando estábamos en guerra había quien no se olvidaba de los niños. Siempre ha habido gente como Mamkin».
Iván KOROBOV
«He visto por la televisión la película La guerra desconocida*. Luego fui a la biblioteca y leí las memorias de Vladímir Forinko, uno de los niños salvados por el piloto Alexandr Mamkin en 1944. Forinko tenía entonces cuatro años, pero se acuerda de algunas cosas. Yo copié en mi cuaderno lo que él recordaba: « . . . En el avión íbamos muy apretados y el piloto nos sentó él mismo a todos.
Los hijos de aquellos niños que fueron salvados por Mamkin en su último vuelo. El primero a la izquierda arriba y abajo es Anatoli, hijo de Nina Burdáieva (1979).
En mi memoria emerge un crujido, el avión ardiendo, la cara llorosa de la educadora. . . Recuerdo que en la casamata me pusieron en las tarimas, donde tendieron al piloto. Todo su rostro estaba lleno de quemaduras, deliraba y tendía los brazos hacia adelante. Más tarde supe que las correas del paracaídas ardieron sobre su cuerpo y que las gafas se le fundieron en la cara …
Niños salvados por Alexandr Mamkin (Cuadro de un documental filmado en abril 1944, en el destacamento guerrillero en Bielorrusia).
Después de leer estas memorias vi otra vez la película. Todo el tiempo miraba a Mamkin, con qué esmero instalaba a los niños en el aparato y sonreía. No sabía aún lo que le esperaba. Sin embargo, comprendí que aunque lo hubiera sabido los habría salvado de todas maneras. Y sentí grandes deseos de que todos los hombres de la Tierra fueran como Mamkin».
Serguéi MOTILIOV
«Nuestra escuela lleva ahora el nombre de Alexandr Mamkin, porque ya varios años antes de que proyectaran ‘La guerra desconocida’, nuestros chicos empezaron a buscar materiales sobre el inmortal piloto.
Muchos han ido a visitar su patria chica y los lugares en que combatió. Entablamos amistad con sus compañeros pilotos, que se han hecho amigos nuestros y vienen con frecuencia a vernos.
Me parece muy acertado que nos hayan adjudicado ese honroso nombre, porque aunque Mamkin no nos salvó a nosotros ni a nuestros padres, no entregó la vida solo por los niños del orfanato. Mamkin sucumbió en aras de todos los que viven hoy en el planeta.
Da horror pensar qué sería del mundo si los hombres no fueran capaces de hacer esas hazañas y cada uno se salvara solo a sí mismo. De ser así, no habríamos podido vencer a los fascistas y quizá ninguno de nosotros existiría».
Lía GOLPBERG
«El avión de Mamkin despegó del campamento guerrillero por la noche, llevándose a los últimos niños. Los fascistas comenzaron al día siguiente la ofensiva contra los guerrilleros. Los combates fueron crueles y despiadados. Los niños no los vieron, porque ya estaban lejos. Aquellos niños viven todavía y tienen sus alegrías, pero el piloto no está entre los vivos.
Vamos a llamarlos hijos suyos. Mamkin era muy joven y no tenía aún mujer ni hijos propios …»
Svetlana SHEBASHKO
«Ayer nos enseñaron a toda la escuela el proyecto del monumento a Alexandr Mamkin, hecho por el escultor Melnik. En el grupo escultórico hay niños, y el piloto parece alejar de sus cabezas las llamas con las manos, mientras él mismo va cayendo.
A mí me gustó mucho el monumento. En casa, hasta lo dibujé para enseñárselo a mi abuelita. Pero no le dio alegría, se echó a llorar y me dijo: «Hombres como Mamkin sostienen el mundo. Entre nosotros hay muchos como él. No lo olvides en toda tu vida».
Entonces pensé: «Más valdría que en vez del monumento apareciera el piloto vivo. El mundo se sostendría aún mejor».
Andréi KOTELNIKOV
1979
AÑO INTERNACIONAL DEL NIÑO
*El documental soviético-norteamericano La guerrá desconocida (véase Sputnik №8/79) muestra este episodio del salvamento de los niños por Mamkin (N. de la Red.).
Tomado de la revista Sputnik, Selecciones de La Prensa Soviética, № 12. Diciembre de 1979,
Págs: de la 6 a la 9.